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A pesar de todo, yo era feliz, solo me incomodaba mi soledad, esa que me acompaña todo el tiempo y que será mi cruz por cargar toda la vida. Aunque no me guste esta siempre estará ahí, así hayan miles de personas a mi alrededor siempre me sentiré sola con ella. No la había conocido hasta que él se fue. Él al que tanto amé y que ahora muy lejos se fue.
Pensé que siempre sería así, pero llego alguien que me demostró que la soledad siempre sera tu mejor compañía. Cuando todo acaba, ella se queda contigo. La persona de la que me enamoré. La conocí una tarde de verano y no pude evitar verlo a lo lejos, bueno no tan lejos, se sentó a mi costado. No podía evitar mirar a otra parte, siempre que volteaba a verlo nuestras miradas se entrelazaban. Sentía una adrenalina, un "no se que", algo me impulsaba a voltear y verlo. Se me cayó el celular (colapsó en partes: batería, tapa, etc), pero yo ni me había dado cuenta. Sentí que alguien me tocaba la espalda, no quería voltear pero lo hice, lo vi, vi mi celular..
- Disculpa, se cayó tu celular
- (asgkjkghueifhjasfkj) gracias.
Huí lo más rápido que pude, pero el destino pudo más. Lo volví a encontrar, pero no lo vi solo, me pareció evidente que tenia enamorada, era un chico muy lindo. Decidí pasar por su costado, total no creía que me pusiera reconocer. Pase toda tímida camine lo más rápido que pude pero gracias a mis dos pies izquierdos no puede ir tan deprisa, lo vi y él sonrió, no sabía que hacer en ese momento así que también sonreí.
Pasaron los días y empezaba que ya era un rutina verlo, pasaba por algún lugar y ahí estaba el, el destino me estaba jugando un mala pasada. Cierto día, caminaba deprisa, sabia que ya no llegaba para la asistencia, así que empece a bajar el ritmo, hasta que empece a caminar como una tortuga. Llegue al salón pero ya estaba cerrado, no me iba a dejar entrar. Es ahí cuando aparece él, me ve y se acerca, estaba a punto de orinarme de vergüenza, pero me contuve. Empezamos a hablar y sabia que no me había confundido, era un gran chico.
Estábamos en ese lugar, ese lugar que se había convertido en nuestra segunda casa, en nuestro "nidito de amor". La sensación de soledad desapareció y se llevo todo con ella. Él y sus simples tonterías alegraban mis días, días en los cuales me enamore más y más de él. No pensé que eso pudiera acabar, era tan lindo, era especial.
Pero llegó el final, así como también llegará el final de los días, tan triste para variar. Empezó a aparecer en mi una carga tan intensa como la luz del sol, una sensación un poco familiar: mi soledad. Esa que desde hoy me va a acompañar, que nunca me dejará.
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